Sería oportuno “actuar antes” de que el fenómeno se presente, saber “qué hacer para que algo no suceda” es, hoy por hoy, uno de los mayores desafíos. Un problema que requiere de un enfoque situado dentro de un contexto histórico y dentro de una realidad sociocultural específica para poder actuar en forma planificada, sistemática e intencional, en cada uno de los casos...

martes, 7 de octubre de 2014


Los principios de la prevención: 
El objetivo de estos principios es el de ayudar a los padres, educadores, y líderes comunitarios a ponderar, planificar, e introducir programas de 
prevención del abuso de drogas. 
ESTAMOS PARA PREVENIR.
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Mar Del Plata

martes, 29 de abril de 2014

Informe médico: consumo de drogas y conductas nocivas

Tanto el síndrome amotivacional relacionado con el consumo de marihuana como el síndrome de déficit de recompensa vinculado con el consumo de alcohol y cocaína, y el síndrome post-abstinencia relacionado con el consumo de opioides tienen características en común. Las dimensiones negativas en psiquiatría La conceptualización inicial de los síntomas psiquiátricos negativos tuvo lugar en el contexto de la esquizofrenia. Estos síntomas se corresponden con hipoactivación, falta de iniciativa, hiporreactividad afectiva, desapego y falta de compromiso con el entorno. La aparición de los síntomas negativos tiene lugar en forma gradual durante las primeras etapas de la esquizofrenia y generalmente se asocia con la depresión. La evolución sintomática lleva al paciente a un estado de aplanamiento afectivo y emocional con respuesta inadecuada al tratamiento farmacológico. En la actualidad, los síntomas psiquiátricos negativos se conciben como una dimensión característica de diferentes trastornos e incluyen la afectividad negativa y el déficit cognitivo. Existen síntomas negativos en común entre la esquizofrenia y la depresión, como la apatía, la abulia, la anhedonia y el aislamiento social. Esta coincidencia permite indicar la asociación entre los síntomas negativos y un proceso psicótico generalizado. En pacientes con esquizofrenia y depresión, la administración de antidepresivos luego de la interrupción del tratamiento antipsicótico se asoció con una disminución significativa de los síntomas depresivos. En presencia de depresión mayor, los síntomas negativos como la abulia y la indiferencia afectiva son un indicador de mal pronóstico. Tanto el deterioro cognitivo como los síntomas negativos se observaron en pacientes con duelo patológico, una entidad vinculada con la depresión y el estrés postraumático. Los síntomas negativos clásicos tienen coincidencias con el síndrome amotivacional observado en pacientes con intoxicación crónica por marihuana. En el presente estudio, los autores evaluaron el síndrome amotivacional y su relación con el síndrome de déficit de recompensa, secuela del alcoholismo crónico y del abuso de drogas estimulantes. A su vez, ambas entidades se relacionan con el síndrome posabstinencia, un cuadro descrito en pacientes adictos a opioides en abstinencia luego de la desintoxicación. Es posible que determinados síntomas negativos vinculados con el síndrome amotivacional constituyan una característica en común vinculada con la intoxicación crónica con diferentes sustancias de abuso. Neurobiología del síndrome amotivacional El consumo crónico de marihuana puede provocar un síndrome amotivacional, cuadro caracterizado por aplanamiento afectivo y trastornos cognitivos. Los pacientes que presentan este síndrome se desconectan paulatinamente del mundo exterior y pierden la reactividad emocional, la motivación y los objetivos. Existe incapacidad para experimentar placer sin utilizar marihuana y tanto la memoria como la atención se encuentran afectadas. El funcionamiento académico es inadecuado y existe una predisposición para involucrarse en conflictos con las autoridades. La exposición continua a la marihuana modifica el funcionamiento neuronal. Luego de la liberación aguda de dopamina tiene lugar la disminución de la concentración del neurotransmisor a nivel del sistema de recompensa, lo cual se relaciona con la disminución de la concentración y la desensibilización de los receptores CB1. Dichos cambios se asocian con anhedonia y pérdida de la sensibilidad a los estímulos placenteros. Consumo de sustancias y anormalidades del sistema de recompensa La historia natural de la adicción a la heroína constituye un paradigma de patología de recompensa adquirida e incluye tres etapas. La primera se corresponde con el consumo placentero de la sustancia. Dicho consumo no es regular, el individuo siente el control sobre el hábito y no presenta conductas adictivas ni abstinencia. No obstante, pueden observarse signos de inestabilidad anímica y malestar afectivo. El siguiente estadio consiste en el consumo de la droga en dosis crecientes debido a la tolerancia y a la recurrencia de los síntomas de abstinencia. El deseo de consumo es importante si bien los efectos placenteros son menores. El paciente se convierte en un adicto ya que no es capaz de modificar su conducta para prevenir las recaídas y la abstinencia y las ansias de consumo lo llevan a actuar en forma riesgosa para conseguir la droga. Finalmente, se observa un estadio compuesto por ciclos estereotipados de desintoxicación, abstinencia temporaria con cierta recuperación psicosocial y recaídas con deterioro acelerado. En general, es en este estadio en el cual los adictos buscan un tratamiento y tienen el riesgo más elevado de morir por sobredosis. En el transcurso de las etapas descritas en pacientes adictos a la heroína se observa un reemplazo gradual de la dimensión eufórica inicial por un estado de anhedonia y de falta de iniciativa, motivación y reactividad. Esto incluye la presencia de síntomas somáticos, vegetativos y mentales como la irritabilidad, la percepción exagerada del dolor y la incapacidad para llevar a cabo actividades simples y esfuerzos normales y sentir la recompensa sin consumir la droga. La hipoforia es interrumpida por recaídas que pueden coincidir con el síndrome de déficit de recompensa observado en pacientes que consumen alcohol o estimulantes en forma crónica. Concretamente, existen regiones cerebrales vinculadas con la memoria que están sensibilizadas. Dicha sensibilidad perdura luego de la exposición a la droga. Entre las regiones de interés al respecto se destacan el núcleo accumbens y las cortezas cingulada anterior y orbitofrontal. De acuerdo con los resultados de diferentes estudios, la magnitud de los cambios bólicos observados en las cortezas orbitofrontal y cingulada anterior se relaciona en forma directa con la intensidad de las ansias de consumo. En caso de abstinencia se observa una disminución de dicho bolismo. No obstante, esta depresión bólica tiene lugar ante estímulos relevantes desde el punto de vista biológico como aquellos vinculados con el alimento o el sexo. Lo mismo se observa ante la necesidad de tomar decisiones. El sistema dopaminérgico también juega un papel importante en términos de abuso y adicción. Según la información disponible, el consumo de marihuana y otras drogas provoca la liberación de dopamina a nivel del núcleo accumbens. La dopamina podría ser el neurotransmisor principal responsable de la cascada de recompensa y el síndrome amotivacional ante el consumo de drogas. En consecuencia, el concepto de síndrome amotivacional o de déficit de recompensa no debería utilizarse en relación al consumo de una única droga, sino que representaría un cuadro clínico común a los diferentes tipos de abuso crónico. Conclusión En general, las drogas de abuso tienen diferentes mecanismos de acción pero afectan el sistema de recompensa y la función dopaminérgica. En consumidores de marihuana, este efecto se denominó síndrome amotivacional. El curso de la adicción oscila entre la euforia y la falta de motivación y se asocia con cambios de la función y la estructura cerebral. Es posible concebir la adicción como una enfermedad bólica única, caracterizada por la alteración del bolismo dopaminérgico y de la capacidad de recompensa. Tanto el síndrome amotivacional relacionado con el consumo de marihuana como el síndrome de déficit de recompensa vinculado con el consumo de alcohol y cocaína y el síndrome posabstinencia relacionado con el consumo de opioides tienen características en común que incluyen la falta de motivación y su sustento neurobiológico. Fuente Rivista di psichiatria (enero 2013)- Los manantiales.org

martes, 1 de abril de 2014

Prevención en el Alcoholismo y la Drogadicción

por la Dra. Ana T. González-Paullada. Dentro de la prevención de la Químico Dependencia estamos hablando de múltiples intervenciones en el tiempo, así como de conocimientos claros y precisos para evitar algunos de los errores mas comunes. El National Institute on Drug Abuse, habla de factores protectores y factores de riesgo para el desarrollo de la Químico Dependencia. Estos factores incluyen características psicológicas, conductuales, familiares y sociales. Cada uno de estos factores tienen un diferente impacto dependiendo de la fase de desarrollo, por lo que aquellos factores que afecten en una etapa temprana de desarrollo son probablemente los mas cruciales. Algunos factores de riesgo son: -ambiente familiar caótico, particularmente en donde los padres abusan sustancias o sufren de enfermedades mentales. -actitudes parentales inefectivas, especialmente con niños con temperamento difícil y desórdenes de conducta. -falta de lazos de cercanía y de afecto. -conductas inapropiadas en la escuela como excesivamente tímido o agresivo. -fallas en su desarrollo académico. -pobres habilidades sociales de adaptación. -relaciones con compañeros con conductas desviadas o inadecuadas. -la percepción de que el uso de sustancias es adecuada, tanto en la escuela, los amigos y la comunidad. Algunos factores protectores son: -lazos fuertes de unión en la familia. -seguimiento cercano de los padres, con claridad en las reglas de conducta dentro de la familia y el que los padres se involucren en las actividades de los hijos. -éxito en su desarrollo escolar. -lazos fuertes con instituciones pro-sociales, como la familia, escuela y organizaciones religiosas. -adopción de las normas convencionales respecto al uso de drogas (perciben lo nocivo de las drogas, tanto a nivel social, como físico, y psicologico y sus consecuencias). Con lo anteriormente descrito, los objetivos dentro de la prevención son:las relaciones familiares, relaciones con amigos, ambiente escolar y el ambiente de la comunidad donde se desarrollan. Relaciones Familiares: Los programas de prevención deberán incluir factores protectores en la familia, enseñando a los padres habilidades para una mejor comunicación entre sus miembros, disciplina, reglas claras y consistentes y otras habilidades parentales. Los estudios han demostrado que los padres deben tener un papel mas activo en las vidas de sus hijos, incluyendo el hablar acerca de las drogas, supervisando sus actividades, conociendo a sus amistades y comprendiendo sus problemas y preocupaciones personales. Relaciones de Amistad: Los programas de prevención toman un foco importante en las capacidades individuales para relacionarse con sus compañeros; habilidades que incluyen comunicación, aumento de relaciones con personas positivas y con conductas adecuadas , así como las habilidades para resistir o rehusar las ofertas de drogas. Ambiente Escolar Los programas de prevención también se enfocan en incrementar el desarrollo académico y aumentar la unión en la escuela, al darles un sentido de identidad y de logros, para evitar el abandono de la escuela. Aquí tambien se incluye el aclarar las malas interpretaciones acerca de que la”mayoría” de los estudiantes estan usando drogas. Tembien se ha visto en investigaciones que cuando los niños entienden los efectos negativos de las drogas (físicas, psicológicas y sociales), y cuando perciben de sus amigos y familiares la desaprobación que hay hacia el uso de drogas, ellos tienden a evitar el iniciar el uso de drogas. Ambiente de la Comunidad: Los programas que trabajan en el nivel de la comunidad son a traves de organizaciones cívicas, religiosas, legales y gubernamentales, para incrementar las normas anti-drogas y conductas en pro de la sociedad. Esto a traves de cambios en la política o reglas, esfuerzos a nivel de información masiva y programas de información en las comunidades. El educar a los niños acerca de los efectos negativos de las drogas, especialmente en los efectos adversos mas inmediatos en su vida es un elemento sumamente importante en cualquier programa de prevención. PERIODOS DE ALTO RIESGO Se ha visto en diferentes estudios que los períodos mas vulnerables para el uso de drogas, son los períodos de transición, ésto se refiere cuando en su proceso de desarrollo pasan de una etapa a otra, o cuando experimentan dificultades en sus cambios de vida, como el cambio de radicación o divorcio de los padres. El primer período de alto riesgo es cuando de Primaria pasan a Secundaria en donde se enfrentan a retos sociales, como aprender a llevarse con un grupo de amigos mas amplio. Es en este período donde pueden tener su primer encuentro con las drogas. Posteriormente en Preparatoria se enfrentan a retos sociales, psicológicos y educacionales que les provoquen estrés y estos retos pueden contribuir, si no lo manejan adecuadamente, a uso o abuso de alcohol, tabaco y otras drogas. Otros momentos de alto riesgo, (de transición) son cuando van a la Universidad, o se casan o entran a trabajar, aquí nuevamente estan expuestos al uso de sustancias. GRUPOS DE ALTO RIESGO Dentro de nuestra experiencia y las investigaciones recientes, se ha visto que la enfermedad de la Químico Dependencia tiene una tendencia familiar. La importancia de ésto es como en cualquier otra enfermedad en la que existe una predisposición familiar, el de poder hacer prevención temprana en los hijos de las personas que padecen dicha enfermedad. Existen diferentes formas y momentos de intervención, dependiendo de la edad, y problemas que se vayan presentando durante el desarrollo. Cuando alguno de los padres tiene la enfermedad, el hijo presenta 5 veces más posibilidades que el resto de la población a desarrollar la enfermedad. Si consideramos que entre el 7 al 10% de la población desarrolla la enfermedad, entonces los hijos tienen entre el 35 al 50% de posibilidades de desarrollarla. Otro grupo de alto riesgo, son los niños con ADD y/o con problemas de conducta, que si no son atendidos pueden evolucionar a desarrollar el abuso o dependencia a drogas. COMIENZO EN EL USO DE DROGAS Y EVOLUCION Existen estudios en donde se ha observado que muchos adolescentes comienzan el uso de sustancias a la edad de 12 o 13 años. En la mayoría de las ocasiones comienzan con las sustancias legales como tabaco y alcohol y posteriormente pueden ir al uso de las ilegales como marihuana y cocaina. Pero lo que no se puede decir es que el fumar tabaco y beber alcohol a edades tempranas sea la causa de uso de drogas en forma ulterior. Lo que sí quiere decir es que, el riesgo de usar marihuana para alguien que fuma o bebe, se incrementa 65 veces más comparado con personas que no fuman o beben. El riesgo de utilizar cocaina es 104 veces mayor, para personas que han probado por lo menos una vez la marihuana, en comparación de alguien que nunca ha utilizado marihuana.La explicación a dichas observaciones se basa en una causa biológica, además del inicio temprano en relaciones con personas antisociales y que usan drogas. Estas posibilidades todas, pueden jugar un papel importante. Es importante aclarar que todos los que padecen Químico Dependencia comenzaron con” poquito” y muchas veces en forma ocasional (que también se llama uso recreacional), sin embargo es difícil predecir quien va a desarrollar la adicción. Lo que si sabemos es que las personas que se abstienen de experimentar con sustancias psicoactivas, no desarrollarán la enfermedad. En pocas palabras: la mejor manera de prevenir la Químico Dependencia es abstenerse de iniciar el uso de sustancias psicoactivas. EL ABUSO DE DROGAS ES PREVENIBLE. LA ADICCION A DROGAS ES UNA ENFERMEDAD TRATABLE”. Partnership for Drug-Free America Todo lo anteriormente mencionado nos habla de que la prevención es un proceso que incluye diferentes momentos y diferentes áreas. Se debe comenzar desde una etapa temprana en los niños, ya que ellos desde pequeños están expuestos a múltiples informaciones en muchas ocasiones confusas. Por supuesto tanto padres como maestros deberán estar bien informados acerca de los efectos negativos de las sustancias para así aclarar las dudas en los pequeños. La información clara, concisa y con buenas bases es el pilar de la prevención, por esto los adultos somos los principales responsables de informarnos adecuadamente, y realizar un papel activo en la prevención. Lo que siempre les comentamos a los padres es que los propios hijos nos darán la pauta a sus inquietudes, tenemos que aprender a escuchar sus preguntas y contestar los mas conciso, honesto y claro; si respondemos en forma complicada, exagerada o larga, los niños se aburren y no escuchan. www.revistaadicciones.com.mx